Inspirado en el chou: Otra mirada a JUAN PABLO VILLA
Por Jaramar Soto
Una voz es siempre muchas voces
Una voz es siempre muchas voces
Si, la voz no es una sola, es
muchas.
Y emana de todo el cuerpo, y es una
con el espacio.
Es así, y cuando se toma consciencia
de ello, se vuelve poderosa y transformadora.
La voz es un puente hacia el
interior; los sonidos generados desde muy dentro de nuestro cuerpo, cuando
están revestidos de emociones de todos los colores, viajan y tocan; construyen
montañas y también las pulverizan.
La voz tiene su propio cuerpo, con colores,
texturas y peso.
Un cuerpo que acaricia y consuela,
pero también desbarata y corta.
La voz ES el cuerpo y también es el
alma.
Es el vehículo para que viajen las
palabras que nos dicen cosas.
Que hablan de las ausencias y de los
llanos inmensos, que le cantan al desierto, a la tierra y al cielo.
Siempre y cuando esté conectada a la
memoria, que es desde donde se escriben y se cuentan las historias que pueden
tocarnos, porque nos dicen cosas realmente ciertas.
Una voz es siempre muchas voces
Una voz es siempre muchas voces
Si, la voz no es una sola, es
muchas.
Y emana de todo el cuerpo, y es una
con el espacio.
Es así, y cuando se toma consciencia
de ello, se vuelve poderosa y transformadora.
La voz es un puente hacia el
interior; los sonidos generados desde muy dentro de nuestro cuerpo, cuando
están revestidos de emociones de todos los colores, viajan y tocan; construyen
montañas y también las pulverizan.
La voz tiene su propio cuerpo, con colores,
texturas y peso.
Un cuerpo que acaricia y consuela,
pero también desbarata y corta.
La voz ES el cuerpo y también es el
alma.
Es el vehículo para que viajen las
palabras que nos dicen cosas.
Que hablan de las ausencias y de los
llanos inmensos, que le cantan al desierto, a la tierra y al cielo.
Siempre y cuando esté conectada a la
memoria, que es desde donde se escriben y se cuentan las historias que pueden
tocarnos, porque nos dicen cosas realmente ciertas.
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