Inspirado en el chou: Otra mirada a "Julius & Cesar"
Por Jaramar Soto
Un tipo camina entre las butacas arrastrando a otro por el piso, de una mano. Sube al escenario, escalón por escalón, todavía jalando al otro, que avanza como peso muerto, dando tumbos. Esa es nuestra primera visión del tenso dúo que son Julius & Cesar, uno poderoso y monumental, el otro plastilina en manos del primero.
Poco a poco, ya en el escenario,
empiezan a levantar sus construcciones de criaturas bicéfalas y multipatas en
un ritmo constante de equilibrio y caída, elevación-tensión-desmoronamiento. Un
ritmo como la respiración: aspirar-exhalar, sostener-soltar, silencio-grito,
abrazo-rechazo.
Entre los dos levantan una
edificación perfecta, sostenida como un suspiro que no queremos soltar.
En todo eso, a nosotros los
espectadores pasivos nos aprieta la ansiedad, que crece y se relaja siguiendo
el ritmo de tensión-suspensión-caída, con una constancia de drono repetitivo en
la que nos envuelven los dos hombres en su danza. Y mientras, el diseño sonoro
y la iluminación, ambos puntuales e incisivos, nos hacen preguntarnos por el
resto de equipo que da forma a esta danza de 1-2-1-2-1-2…
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